Los pies son uno de los “talones de Aquiles” de muchos deportistas. Cuando hay que llegar al quirófano ponerse en manos de expertos en cirugía podológica en Castellón es garantía de seguridad, pero se pueden prevenir las lesiones practicando el barefoot.

Barefoot se traduce literalmente como “pie descalzo”. Es una moda que ha llegado para quedarse porque reporta un sinfín de beneficios a quien los practica, lo que reduce muchísimo el riesgo de tener que visitar la clínica de cirugía podológica en Castellón.

Cuando corremos descalzos estamos trabajando la musculatura de los pies, porque no por menos desconocidos es menos cierto que en ellos tenemos músculos. En nuestra actividad deportiva solemos utilizar zapatillas que supuestamente nos mejoran la pisada con sus refuerzos y materiales de última generación.

Pero en realidad el uso de zapatillas lo que hace es atrofiar todos los músculos de los pies, no los trabajamos, están débiles y acabamos padeciendo lesiones como las fascitis plantares o aquellas relacionadas con los tobillos.

Otra de las partes del entorno del pie que ejercitamos corriendo descalzos son los tobillos, fuente de lesiones como esguinces (¿quién no ha padecido alguno?). Cuando practicamos el barefoot cambiamos nuestra pisada, apoyamos de metatarso y eso hace que fortalezcamos los músculos de los tobillos. Músculos más fuertes es sinónimo de menos lesiones.

Una vez vistas algunas de las ventajas del barefoot vamos a ver cómo iniciarnos en esta práctica. Como hemos comentado, correr descalzos supone cambiar la pisada, nos obliga a modificar los apoyos y pasamos a utilizar otros músculos a los que ejercitamos habitualmente. Si la introducción no es paulatina, acabaremos con sobrecargas o lesiones más graves en esos músculos que ahora han entrado en escena.

El consejo de La Clínica del Peu es que corramos descalzos de 15 a 20 minutos 2 ó 3 días a la semana para reducir el riesgo de lesiones en los pies.